Vegetales frescos

F. Alvira Banzo · Diario del Altoaragón · 17 novembre 1995

“Vegetales frescos desde España” es un interesante proyecto que, de momento, ha dado como frutos un excelente libro, cuidadosamente maquetado y una exposición que nadie debería perderse. En ella se puede contemplar el minimalismo compulsivo de Ricardo Calero en su retorno a la nada, el nuevo pop descriptivo de Xabier Idoarte, las inquietudes escenográficas de Alfons Sard o la arquitectura neo-geo de Mario de Ayguavives. También se puede admirar el expresionismo de filiación germana de Mercedes Laguens, el conceptualismo impactante de Monique Bastiaans, la fría geometría de Carmen Pallares o la bella constelación celeste de Roberto Coromina. Modest Almirall muestra su exquisita sensibilidad en una obra geométrica y arquitectónica en la que la figura humana se ve empequeñecida. Antonio Socias enlaza conceptos, grafismo y un humor desacostumbrado. Los retratos heterodoxos y velados de Javier Almale dialogan con los collages expresionistas de Xurxo Oro o las poéticas transparencias de María José Pérez Vicente. La sombra de Warhol sobrevuela la obra de Lola Tajahuerce. La desnudez conceptual de Paconabarro contrasta con las nuevas geografías inventadas por José Vicente Guerrero. Ferrán Aguiló crea fascinantes criaturas metálicas a lo Alien. Alicia Vela y Santiago Rodríguez del Hoyo apuestan por el expresionismo más vivo, contrastando con las mil caras de la muerte de Mateo Villagrasa, muy próximo a la sensibilidad de Víctor Mira. El guión casi cinematográfico de T. Sabando, el repetitivismo hipnótico de Pepo Hernando, el informalismo poético a lo Hartung de Gabriele Fettolini, las formas geométricas de Irrigble o la nueva transvanguardia de Esteve Casanova son otros de los múltiples alicientes de la muestra. Elena Ferrer redimensiona el espacio, Fernando Lázaro le da forma al caos, Montse Gomis y Miquel Lligadas crean una lírica objetual y Javier Codesal consigue inquietar con sus fotografías. Mención especial hay que hacer al trabajo muy próximo al universo colorista y vivo de García Sevilla o el nuevo arte chicano del pintor Julián Vallejo. Y el recorrido termina con la representación oscense: Pilar Lorte presenta tres telas de una profundidad extasiante, Antonio Saura es ya todo un clásico del siglo XX y los dos instigadores del proyecto, Alberto Carrera Blecua y Javier Tresaco, muestran respectivamente su intensidad pictórica de trazo firme y su expresionismo tenebrista. La instalación de ambos en los claustros de la Catedral es ciertamente sobrecogedora.